Entre dos sueños

Una noche indiscutiblemente esperada. Hace nueve meses esperamos en sutil desesperación, tal cual una parturienta, la llegada de The Cranberries a tierras caraqueñas. Luego de que pospusieran su primera visita, la larga espera se hizo un fantasma y para mi, la noche del 05 de septiembre llegó imprevista. De repente me di cuenta: «Coño, The Cranberries es el martes», y ordené a mi hermano a resolver lo de las entradas en cuanto antes.

Alcabalas

Es una cosa muy rara, Water Brother te da un baucher el cual puedes canjear por las entradas hasta al momento antes de entrar al concierto. Qué eficiencia, o sea hello, hasta ahora no he escuchado que hubo problemas al respecto.

La entrada al Anfiteatro del Sambil fue cómoda, llegamos como a las 7 de la noche e hicimos una pequeña cola que corría rápidamente hacia el recinto. Adentro, una distribución muy inconveniente de los asientos fue lo primero que llama la atención. Debajo de las gradas, una barra y kioskos de bebidas alcohólicas, Tequechongos y carne en bara, pasapalos muy convenientes y totalmente correspondientes a la concurrencia generacional que asistió al concierto.

No fue difícil ver caras jóvenes entre el público; pero la mayoría de los fans se vislumbraban canosos, y… y… maduros. Pasando las luces estroboscópicas y fosforescentes subimos unas escaleras metálicas algo endebles, entregamos nuestras entradas a un muchacho de protocolo y comenzamos una peregrinación escalones arribas hasta nuestros asientos. Casi en la punta del mundo en el muy inconveniente sector H se encontraban nuestras dos sillas de plástico unidas estrechamente a una larguísima fila que se extendía ampliamente hacia mi izquierda. Seis puestos más a mi derecha se acababa la fila.

Seria tortículis

Una vista espléndida de las tintilantes luces en la autopista y una sábana de luciérnagas en las montañas del valle caraqueño era lo que se vislumbraba desde nuestros asientos. Una piscina de sombras era La Carlota, la autopista Francisco Fajardo; una vía estelar; la pirámide invertida del CCCT, se podía ver el congestionamiento hacía el este; y hacia la izquierda la pared de puntos luminosos de Petare; pero la vista más incómoda de todas estaba hacia la derecha, y a lo lejos: la tarima donde se presentaría The Cranberries.

Para los desafortunados que se encontraban muchísimos puestos más a mi derecha se había puesto una pantalla y cornetas; pero el sonido tenía un grave delay como de un segundo; lo que arruinaba por completo el sonido del espectáculo, además, NUNCA este error se enmendó.

A las 8 de la noche en punto Ramón Castro salió a presentar a los teloneros paisanos, Atkinson. Tres hombres no tan jóvenes con voces demasiado «cool» y un talento particular que no movió al público. Demasiado alternativos y experimentales para mi; no me gustaron ni un poco. Sólo puedo retomar una frase que el cantante vociferó durante una de sus canciones con tono político: «A ver si puedes quitarle la concesión al rock, ¡pajúo!», una sentencia que cayó bien y que le subió unos puntos al fiasco que se estaba presentando. La presa dice que tocaron nueve canciones; pero debo reconocer que todo ese tiempo se me pasó volando; a las 9 en punto los irlandeses se estaban montando en tarima.

Breve, bonito y bueno

Puntualmente se presentaron con «Dreams«, el público de puso de pie en sus asientos. La verdad es que este fue un concierto extraño para mi en cuento a la percepción del público; a diferencia de otros espectáculos a los que he ido, este concierto fue MUY tranquilo. Esto se debe explicar no sé, por la naturaleza del rock de esta banda y que el público en su mayoría fuese gente adulta tirando pa’ vieja. De todas formas yo sí brinqué bastante y me lastimé mi garganta cantando a vivo pulmón las canciones que me sabía.

Ahora que veo los videos me doy cuenta que Delores O’Riordan se cambió de ropa varias veces; pero yo estaba tan lejos que no me di cuenta. Continuaron con «How«, luego con el obligado «Animal Instint«, que fue coreado fuertemente por la audiencia; siguieron con «Dreaming my dreams«, tras una cortina de escarcha «Linger«, la oldschool «Ode to my family«, «Wanted«, posteriormente otro de los altos puntos de la noche con «Just my imagiantion«, «Desperate Andy«, luego «You and me«, «I can’t be with you«, “Waltzing back”, luego una que nunca pensé interpretarían: “Electric blue”, que se la dedico plenamente a mi meor amiga; siguieron con “Free to decide”, luego otra de las obligadas, “Salvation”; no recuerdo en qué orden tocaron «Zombie«, pero cerraron con un nuevo tema: “After proyection” y con la que yo esperaba: “Promises”, para despedirse con “Dreams”.

Aunque fue un concierto corto de una hora y media, el sonido y la interpretación fue impecable, The Cranberries evidencia más de veinte años de experiencia en el ámbito musical, fue un espectáculo de primera, la calidad es algo que no se puede describir.

Delores sólo pronunció algunas palabras en un mal español, «You are gorgeous», repitió un par de veces; y en un momento reconoció que le faltaban horas de sueños por haber llegado a Caracas a la 6 de la mañana. Lo único que u cuestiono es que tocaron «Dreams» y se fueron, sin una despedida, sin un «Thanky you Caracas, we hope to see you soon»… nada, solo desaparecieron.

Sumario:

  • Es un asco la distribución de puestos en el Anfiteatro del Sambil
  • La entrada y salida fue fácil y cómoda
  • El sonido de Water Brother estuvo regular
  • The Cranberries estuvo perfecto
  • Busquen en Youtube, hay bastantes videos del concierto

2 comentarios en “Entre dos sueños

  1. Hola, me gustó mucho tu entrada de blog, especialmente por los detalles. Lo encontré porque ando buscando orientación con respecto a la disposición de asientos en el Anfiteatro del Sambil. Es decir, en Marzo quiero ir con mi esposa a ver a La Oreja de VanGogh y antes de comprar las entradas quiero saber qué puestos tienen mejor relación precio-calidad. Si pudieras ayudarme en esto te lo agradecería. leohenao@hotmail.com

    1. Es sencillo, Leonardo… mientra más cerca, más caro. Usualmente al comprar las entradas ellos tienen un croquis de los asientos junto con su costo. Te recomiendo lo más centrado posible sin importar lo lejos.

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